Con ganas de ahogarse en aquel aguacero amaneció la diminuta,pétalos lacios y caídos,extrañaba a su bola peluda.
Apresurada la enana,buscaba luz que le diera frente para divisarlo,negro y pomposo,sucumbía el muy tierno a ella,pasaba sus narices haciéndola sentir tan gloriosa y alegre,ella coqueta se estremecía en vaivén del viento y de la fría nariz,el era puntual cada día,desde los confines venía cantándole siempre,hasta que la inocente se hinchaba de emoción al verlo,llenándola de caricias y suaves empujones.
La desdicha llegó muy de mañana cuando la florecilla enamorada lo vio pasar con otra,esta se movía como él.
ella se preguntó:¿cómo me cambió tan fácil?
Ady