Hubo en un jardín,tal rosa bendita,
esta sonreía a carcajada
toda ella pavoneaba su rojo sacro.
rosa antigua.
Llevaba ropa escarlata altiva,
¡no había puritana con esas mejillas!
ansiaban tocarla,
mas cristal punzante
de orgullo se imponía,
tenía en derredor ropaje y manto,
cubriendo aquel temor que descansaba
en su remanso.
pétalos de algodón,
rosa ufana,
rosa sagrada,
no cree en la pasión,
de fiel amargura
hizo puñales en su cintura,
en el jardín siniestro,
ella sola se engalana,
llena de savia viva,
que nadie aún bebe,
veneno liquido,
en sus tersas hojas
restregaba,
de ojos tristes,
un negro intenso que todos quieren,
altanera rosa de amor,
¿por qué marchitarse con tantas ganas?
lúgubre rosa espina,
hueles a dolor de muerte
porque tú misma te hieres,
dulce deseo de tenerte,
capullo lisonjero de tierno lienzo,
desfallece ya sin miedo,
solo perecerá
el corazón,
el alma
y el cuerpo,
eso perdemos
cuando húmedas al toque
por primera vez acogemos,
allá en el monte secreto...
donde hay cálidos serenos.
(Llegó el invierno,
las enredaderas del jardín,
infestadas,
vanas,
caprichosas,
se tragaron a la rosa,
ya no hubo mas orgullo,
y las espinas,
se convirtieron en mármol frío,
ya no era tan deseosa.)
Ady Alonit
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