en las mil paredes de fresa, flora y deshonra,
en esta dimensión en la que a cada tanto me
escondo,
atrapada con vacas y perros de ojos tristes,
donde el tiempo pasa corriendo y asusta…
llega hasta la esquina del viejo portón y allí
se devuelve.
Mi corazón se baña del horror que no me
pertenece,
atrapada estoy entre las montañas que no me
saben responder,
aquí está la ausencia de tanto y de lo que
nada fue,
Llueve el verde colgando en la cima y cuando
los fantasmas,
de viejas flores recorren las calles, yo me
quedo feliz y muy sola,
todavía vieja, pero como una niña.
Lucho con llevarme este pueblo a cuestas,
cargado, anudado, pegado a mis ojos, es que
pude
ver el desamor en su piel y la mentira en su
palabra.
Faroles eternos y voladores cual ilusión
desgastada,
Intranquilos me ven feliz y abismada.
cada día, cada madrugada me hundo en el pasto
frio y suave,
Y todo mi ser desaparece en una aromática que
me hierve
circulando con sentido y consensuado.
Un pueblo con una historia que encandila a una narradora forastera, me recuerda a mi misma cuando llegué al pueblo en el que vivo.
ResponderEliminarAbrazos.
A mí me encanta este pueblo frío , a pesar de todo y por eso mismo... un abrazo! estoy muy agradecida por tu visita.
EliminarPor cierto hay lugares que nos traen muchas vivencias de todo tipo...son partes del camino de la vida que a veces puede ser más grata que otras...pero hacen mella en el corazón y el alma...
ResponderEliminarComo sea de esas experiencias nos vamos forjando cada día.
Tengas buen día.
Mi querida compañera de letras una vez más muy acertada tu anotación, encantada de saludarte.!
EliminarLos pueblos siempre guandan algo sombrío de nuesras vidas, hy nos uelen, más si aún vivimos en ellos con una impronta amarga en el el alma y corazón. La lírica siempre en sus versos.Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarQuerido poeta, en este pueblito casi todo es bello...la capital de la ruana le dicen! gracias por venir, saludos!
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